Mi clase de flamenco
Mi clase es alegría y amistad. Es acompañarse un grupo de amigas en el aprendizaje de compases de sevillanas y alegrías, de bulerías y tangos, de castañuelas... que al final suenan con todos los dedos, incluso aquellos más torpes, que a veces no usamos.
Todas seguimos a la maestra. Sandra es topísima como persona y bailarina. Todas queremos seguir con los ojos y oídos lo que nos muestra cada día, pero las alumnas vamos al mismo ritmo; ninguna pierde el sentido de grupo. Nos desplazamos por la sala en distintas direcciones y cuando nos enfrentamos, nunca chocamos, porque cada una tiene un espacio y sentido para pasar justo por el medio de la fila sin interrumpir su camino.
Sandra es extraordinaria. Su vida es el baile y -además de flamenco- enseña baile irlandés o celta como si fuera irlandesa de veras. Con razón todas esperamos que baile sola en todas las presentaciones.
Llegamos a clases 15 o 20 minutos antes al vestuario. Llegar justo es llegar atrasadas y esos 15 minutos de intercambio de saludos y temas, mientras nos ponemos los atuendos flamencos (falda negra hasta los tobillos, zapatos de tacón y blusa negra), son compartidos con entusiasmo y alegría. Desde el vestuario escuchamos los compases de la clase anterior y entramos en silencio a verlas bailar. Cuando terminan con sevillanas nos mezclamos con ellas para acompañarlas. Es la señal del cambio de curso…
Este semestre (primero de 2007) estan Victoria y Pamela, quienes siempre llegan primero. Después lo hace Vivi con sus frutas o pasteles y Cata y Jimena (madre e hija). Luego Xime y yo. Paula y Carola se quedan de la clase anterior. Faltan Rosita, Carmen y Patrick, que los extrañamos.
La salida es amontonada. Nadie quiere irse sola. Siempre hay un comentario y una despedida cariñosa, empezando por la profesora... o bien salimos a grabar la música para el ensayo. Los días feriados extrañamos la clase y bailamos cada una en su casa casi como si ésta se hubiese realizado. Si alguna falta, la llamamos para saber que le pasó… Nadie puede quedar atrasada en la coreografía.
Nos vemos chiquillas...